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Eritrocitos. Las células rojas de la sangre

eritrocitos

Uno de los componentes sanguíneos más importantes son los eritrocitos o hematíes, los más abundantes. Responsables del color rojo de la sangre por su contenido de hemoglobina. Los únicos con capacidad transportadora de oxígeno a todos los tejidos del organismo.

Aquí encontrarás información sobre estas importantes “células”. Sigue leyendo.

¿Qué son los hematíes o glóbulos rojos?

Los hematíes, también son conocidos como eritrocitos o glóbulos rojos, son las células sanguínas que tienen forma de discos bicóncavos que contienen la hemoglobina, proteína que se encarga de transportar el oxígeno a todas las partes del cuerpo y de dar el color rojo de la sangre, este proceso se da cuando esta sustancia rica en hierro capta el oxígeno del aire en los capilares de pulmonares y lo transporta dentro de los glóbulos rojos a todas las células que lo necesitan para vivir.

Siendo estrictos, los hematíes normales no son células en el sentido estricto de la palabra ya que no contienen un núcleo en su interior.

Los hematíes constituyen aproximadamente el 40% del volumen de la sangre y cuentan con una vida media entre 90 y 120 días por lo que la producción de estos debe ser contínua para reemplazar los que envejecen, se degradan o se pierden en hemorragias.

Son diversas las situaciones que pueden ocurrir para que el recuento de hematíes aumente o disminuya.

¿Cuáles son sus valores normales?

Las medidas con las que se expresa el contenido en glóbulos rojos de la sangre son el recuento de glóbulos rojos, la concentración de hemoglobina y el hematocrito. Los valores normales de cada uno de estos parámetros son:

Eritrocitos: para los hombres en el rango de 4,5 a 6 millones por milímetro cúbico y para las mujeres 4 a 5,5 millones por milímetro cúbico.

Hemoglobina: para los hombres en el rango de 14 a 18 gramos por 100 mililitros de sangre y de 12 a 16 gramos para las mujeres.

Hematocrito: lo normal es que este en el rango de 42 y 54% para el hombre, y el 38 y 46% para las mujeres.

¿Cómo se producen los hematíes?

Existe una hormona producida por ciertas células de los riñones y sé encargada de regular la formación de eritrocitos llamada eritropoyetina. su función principal es estimular a la médula ósea para que produzca más glóbulos rojos.

Para garantizar que la médula ósea produzca glóbulos rojos suficientes es importante que los alimentos de consumo diario contengan elementos como el hierro, vitamina B12, ácido fólico, vitamina B6, entre otros. 

Cuando las personas presentan una disminución en la producción de glóbulos rojos como consecuencia de enfermedades como la insuficiencia renal, esta hormona también se les suministra por medio de una inyección de esta hormona.

¿Qué pasa cuando los niveles de hematíes están fuera de rango?

Un nivel bajo de glóbulos rojos es un indicador que se padece de anemia o incluso enfermedades más graves como leucemias u otras que tienen como manifestación indirecta la anemia. Pero la causa más común de anemia es la disminución del consumo o absorción de hierro de la dieta.

Algunas de las causas son una alimentación que carece de los elementos que permiten que la médula ósea produzca los glóbulos rojos necesarios, intervenciones quirúrgicas que produzcan sangrado, hemorragias por heridas o hemorragias espontáneas, embarazo, por efecto de quimioterapias entre otros.

Para recuperar los glóbulos rojos y curar la anemia es importante tener una alimentación suficiente y rica en hierro, además de seguir las indicaciones del médico que dependiendo de qué tan bajo es el nivel de glóbulos rojos puede optar por diferentes tratamientos como suplementos de hierro, vitaminas, inyecciones de eritropoyetina o transfusiones sanguíneas.

La poliglobulia se presenta cuando los hematíes se encuentran por encima de los niveles normales y también puede representar un riesgo para la salud ya que puede favorecer la aparición de trombosis, y comúnmente se da por la presencia de enfermedades como: insuficiencia respiratoria, enfermedades renales, policitemia vera, enfermedades cardiovasculares, y consumo de medicamentos con esteroides, deshidratación o apnea del sueño, entre otros.