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Eosinófilos. Implicados no solo en procesos alérgicos

eosinofilos

Las células con una participación especial en los procesos alérgicos y en los problemas derivados por infestaciones con parásitos. Sigue leyendo y encuentra aquí sus características, valores normales y mucho más.

¿Qué son los eosinófilos y cuál es su función?

Los eosinófilos son derivados de la misma célula madre que los leucositos – macrofagos y son un componente importante del sistema inmunitario. ejercen un papel importante en la respuesta del organismo frente a las reacciones alérgicas, el asma y la infección por parásitos. Otra función es participar en el proceso inflamatorio mancomunado con los trastornos alérgicos.

En ocasiones, los eosinófilos producen inflamación en ciertos órganos y dan lugar a síntomas.

Los eosinófilos se producen en la medula ósea, migran al torrente sanguíneo para dirigirse a órganos como el timo, el tracto gastrointestinal, las glándulas mamarias o el útero. Pero también pueden llegar a otros tejidos como respuesta inflamatoria.

Además, tienen la capacidad de activar los linfocitos T o incitar la producción de anticuerpos en las células B, de esta forma participan en la respuesta del sistema inmune adaptativo.

Valores normales de los eosinófilos.

Los eosinófilos representan menos del 7% de las células blancas circulantes y sus valores de referencia se consideran los siguientes:

  • Hombres: de 50 a 500/microlitro.
  • Mujeres: de 50 a 500/microlitro.
  • Niños: de 50 a 700/microlitro.

Eosinófilos altos y sus causas.

Se denomina eosinofilia al conteo anormalmente elevado en el número de eosinófilos. Las causas más comunes son las de tipo alérgico, aunque pueden existir otras para el incremento de estos leucocitos como las infecciones por VIH, toma de algunos medicamentos, enfermedades endocrino-metabólicas o enfermedades autoinmunes.

Si el número de eosinófilos apenas pasa el límite superior, la persona afectada comúnmente no presenta ningún síntoma, pero cuando el aumento de estos es muy marcado se pueden inflamar los tejidos y causar daños en diferentes órganos.

Al tener un elevado número de eosinófilos se pueden presentar síntomas como: tos, fiebre, adelgazamiento, erupciones cutáneas e inflamación de los ganglios linfáticos, aunque estos dependen de la zona afectada.

El proceso para estabilizar los niveles de eosinófilos depende de la causa raíz y de un correcto tratamiento.

Eosinófilos bajos.

La eosinopenia (conteo “anormalmente bajo” del número de eosinófilos en sangre), no es en realidad un motivo de preocupación. Aunque sus valores puedan encontrarse cercanos a cero.

Su valor tiene importancia cuando el valor total de leucocitos está por debajo de lo normal (leucopenia acompañante), y puede indicar alguna alteración primaria o secundaria en la médula ósea, encargada de la producción de las células sanguíneas.

¿Causas de eosinófilos bajos?

Como mencionamos previamente, sus valores bajos pueden ser normales, pero en otros contextos, su disminución puede ser anormal y puede presentarse en personas con:

  • Consumo excesivo de alcohol.
  • Estrés elevado de forma crónica.
  • Consumo de algunos medicamentos.

Un valor bajo de eosinófilos también puede ser un indicativo de una de las siguientes enfermedades: fiebre tifoidea, infarto de miocardio y síndrome de Cushing.

Conclusión.

Igual que el resto de parámetros del hemograma, el porcentaje y número de eosinófilos debe interpretarse dentro de un contexto clínico completo para poder determinar la normalidad o no de los resultados. Su interpretación dependerá de que el médico reciba una información completa durante una valoración presencial.